Alba Tubilla – 4/8/2025
Cuando hablamos de sectas o grupos coercitivos, muchas personas imaginan algo lejano, extremo o evidente. Pero la realidad es muy distinta: estos grupos pueden operar en lo cotidiano, disfrazados de movimientos espirituales, comunidades terapéuticas o círculos de crecimiento personal.
Su poder destructivo no está solo en lo que hacen, sino en lo invisibles que pueden resultar para quienes los sufren… y también para quienes los rodean.
Como persona que nació y creció dentro de un entorno sectario, sé de primera mano lo difícil que es identificar estas dinámicas desde dentro. Y como futura integradora social, comprendo también el gran vacío formativo que existe en este ámbito dentro del sector psicosocial.
Por eso hoy quiero compartir por qué la formación profesional es clave para detectar, prevenir y acompañar a quienes han estado expuestos a este tipo de manipulación.
1.
Porque muchas víctimas no saben que lo son
Quien ha vivido bajo control mental no siempre reconoce el abuso. De hecho, muchas veces lo justifica, lo normaliza o incluso lo idealiza.
Solo un profesional bien formado será capaz de identificar estas dinámicas encubiertas y acompañar sin forzar, sin etiquetar, y con profundo respeto por los tiempos y la narrativa de la persona.
La formación no es solo conocimiento: es sensibilidad afinada.
2.
Porque las técnicas de manipulación son cada vez más sutiles
Hoy en día, muchos grupos coercitivos se camuflan con discursos de autoconocimiento, espiritualidad o empoderamiento. No son fácilmente detectables si no se conocen sus mecanismos psicológicos: dependencia emocional, gaslighting, disociación, lavado de cerebro, etc.
Solo una mirada especializada puede ver lo que a simple vista parece “inofensivo”.
3.
Porque los profesionales pueden ser la única puerta de salida
Un terapeuta, un educador, un trabajador social o un orientador bien formado puede ser el primer punto de contacto con una persona atrapada. Su actitud, lenguaje y comprensión marcarán la diferencia entre abrir una vía de apoyo o reforzar la culpa, el miedo y el silencio.
A veces, una sola sesión puede sembrar la semilla del cambio.
4.
Porque intervenir mal puede ser más dañino que no intervenir
Sin la formación adecuada, un profesional puede reaccionar desde el juicio, la incredulidad o incluso desde sus propios sesgos. Esto puede retraumatizar a la persona o hacer que se cierre aún más.
Acompañar procesos de desprogramación requiere formación específica, ética firme y presencia consciente.
5.
Porque prevenir también es educar
La formación no solo prepara para intervenir, también para prevenir. Profesionales formados pueden detectar señales tempranas, generar espacios seguros de reflexión y formar parte activa de la concienciación social.
La prevención empieza con la información adecuada en las manos correctas.
En resumen
La lucha contra los grupos coercitivos no puede depender solo de víctimas que se atreven a hablar o de familias que intuyen algo extraño.
Necesitamos profesionales formados, presentes y comprometidos en todos los ámbitos: educativo, social, psicológico, sanitario y espiritual.
Desde Proyecto Origen, trabajamos precisamente para tender ese puente: entre la vivencia real del abuso sectario y el acompañamiento consciente desde la profesionalidad. Porque sólo uniendo experiencia y formación podremos proteger y sanar de verdad.
¿Eres profesional del ámbito psicosocial y quieres saber más? ¿Formas parte de una institución educativa o una organización interesada en este tema? Escríbeme. Albatubillariera@gmail.com
El cambio empieza por quienes se atreven a mirar donde otros apartan la vista.



FOTOS DE LA ENTREVISTA QUE ME REALIZARON EN EL PROGRAMA DE LA TELEVISION NACIONAL
* CUARTO MILENIO*
«CUARTO MILENIO»
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TEMPORADA 20- PROGRAMA 830. 4/5/2025 EN EL CANAL CUATRO, EN – MEDIASET – (ESPAÑA)



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