
Construirse tras pasar por un grupo coercitivo
“El dolor que alguien de forma consciente te causa, dice más sobre su mundo interior que sobre tu valor.”
ALBA TUBILLA
20 años de búsqueda: Del silencio impuesto a la voz que transforma
Durante más de dos décadas, mi vida fue una travesía silenciosa entre consultas, despachos y terapias. Pasé por las manos de decenas de profesionales: psicólogos, médicos, terapeutas, coaches… buscando respuestas a un malestar que no tenía nombre, a heridas que no se veían, pero que dolían profundamente.
Lo que me movía era una necesidad interna, casi instintiva, de entenderme, de recuperar algo que me habían arrebatado mucho antes de ser consciente de ello: mi libertad interior.


El camino ha sido largo y nada lineal. En el plano físico, aprendí a habitar un cuerpo que durante años se sintió ajeno. En el plano mental, deshice nudos de creencias impuestas que condicionaban cada decisión. Y en el plano emocional, recorrí un laberinto de miedos, culpas y lealtades invisibles que me mantenían prisionera, incluso sin barrotes.
Cada paso, cada caída, cada revelación me enseñó algo. Y, con el tiempo, entendí que todo este recorrido no solo tenía sentido, sino propósito. Hoy soy capaz de poner palabras a lo que antes era confusión. Puedo comunicar aquello que durante años permaneció invisible incluso para mí, y que el mundo no sabía ver.
Conclusión
Hoy, desde esa experiencia, nace mi voz. Una voz que no busca señalar, sino alumbrar. Que no quiere convencer, sino acompañar. Porque sé que no estoy sola: hay muchas personas ahí fuera atrapadas en dinámicas de control, manipulación o abuso sutil, que sienten que algo no encaja… pero no saben qué.
Y si mi historia puede servir para que una sola persona entienda lo que le pasa, para que una familia vea lo que está ocurriendo, o para que un profesional escuche más allá de los síntomas, entonces todo este camino habrá valido la pena.
ALBA TUBILLA



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