Superviviente de una secta esotérica

Un 12 de diciembre de 1986 nací en la bella ciudad de Tarragona (España).

Era una mañana fría, asomaban los primeros rayos de sol, y en ese instante comenzó mi experiencia en este mundo… una experiencia que me llevaría a vivir una vida poco común.

Crecí dentro de un grupo coercitivo de carácter esotérico y espiritual.

Sus orígenes, descienden del movimiento ufológico llamado Misión Rama. diferentes grupos de personas se organizaban con la premisa de ver y tener contactos con otros seres de otros mundos y dimensiones. A Través de meditaciones colectivas y ejercicios concretos para generar la intencionalidad de las experiencias. Este movimiento se inicio en Peru, aunque llego a España alrededor de los años 1974 hasta el 1990 aproximadamente.

Desde muy pequeña, empece a vivir en comunidades de varias personas, donde la premisa principal , era trabajar nuestra mente y crecimiento personal para crear una mente colectiva, donde la individualidad fuera literalmente anulada, porque según el grupo y el líder que nos guiaba, de ahí provenían todos los males de la humanidad.

Aprendí a desconectar de mis emociones, a callar mis preguntas y a adaptarme a una estructura rígida que definía por mí quién era, qué debía sentir y cómo debía vivir.

Durante años, creí que eso era lo normal.

Pero algo dentro de mí —un susurro, una intuición, una fuerza que nunca se apagó— me empujó a buscar respuestas.

A romper el silencio.

A reconstruirme desde la verdad.

Ese viaje interior, profundo y desafiante, me llevó a entender no solo mi historia, sino también la de tantas otras personas que han vivido situaciones similares, atrapadas en entornos de control disfrazados de espiritualidad, amor o protección.

Hoy acompaño a víctimas de grupos coercitivos y a sus familias.

Les tiendo la mano desde la experiencia, con empatía, conocimiento y respeto. También formo a profesionales de la salud mental para que puedan detectar y abordar estas situaciones con mayor claridad y sensibilidad.

Mi proyecto, Origen, nace de esa transformación.

Es un espacio de conciencia, prevención y reparación.

Un lugar donde la libertad interior se honra, se cuida y se recupera.

Porque sanar es posible.

Y elegir, al fin, también.